martes, 29 de marzo de 2011

Soñaré

Pensaré en los callejones repletos de basura, en las azoteas y en los tendederos, pensaré en los cinturones de miseria, en la luna de enero y no de octubre. También pensaré en él, en su cabello de paja y en sus labios de espina.

En su Dios, en mi vacío. En la guerra del Peloponeso, en Irak, en Obama, también en Castro. No en Sufrida ni tampoco en Diego, tampoco en Juárez, mas sí en Goebbels.

Pensaré que este mundo lucía igual que el de hace 200 años. Pensaré que en mi país no mueren decenas de personas todos los días, que no hay pederastia, tampoco hambre, que no hay viejos pidiendo limosna en las calles. Pensaré que los indígenas no son discriminados, ni lo enfermos de sida. Pensaré que no hay odio, tampoco venganza, que no vence la apatía.

Soñaré; esta noche soñaré, que la humanidad no es la humanidad…

La búsqueda del ombligo

Quise nacer prostituta pero no pude, en su lugar nací hacedora de textos, poeta o soñadora, lo que prefieran. Sin embargo cada que ellos me acarician me sé diferente, me siento especial porque soy objeto de su deseo, después me siento miserable por la misma repugnante razón.

Pero si volviera a nacer, si me dieran a escoger, elegiría ser prostituta. Así sin más, sin culpas, sin autoflagelaciones, sin esos sentimientos que son como telarañas, sin esa vacuidad después del acto sexual, sin sus miradas que me compadecen, sin sus palabras lastimeras.

Quise nacer psiquiatra, arqueóloga, astrónoma, bióloga, cineasta, filósofa, actriz, cantante, vagabunda, sacerdote; quise nacer hombre, luego mujer, me vi mujer, me viví mujer y entonces lo supe; desde un principio mi nombre debió ser Santa, debí llevar todo este tiempo mi cabello largo y perfumado, mis uñas largas, mis tacones altos, mi piel de porcelana y mi tacto de algodón.

Pero ya será, en mi próxima vida será.

Días multicolor

Días como hoy encuentro el paisaje maravilloso sobre todo porque me llegan todos esos recuerdos de cuando podía apreciar el panorama como surgido de un libro de realismo mágico, cuando el olor putrefacto significaba una exótica y a veces castrante pero encantadora peculiaridad de esta ciudad.


Días como hoy que escucho el Nocturno de Chopin pero a su vez el canto de las aves, que aderezan el si con un la; pero a la vez las máquinas demoledoras de antigüedades, de esas casas porfirianas de cuando un intento por pertenecer a cualquier otro lugar, excepto aquí.

Días como hoy tengo la intención de salir a mi azotea y llenarla de colores, cubrirla de burbujas como aquella tarde en el museo, como aquel día en que mi infancia me hizo justicia y me dejó jugar no sólo con burbujas, sino con explosiones multicolor.

Días como hoy en que te llevo muy adentro pero no lo sabes, en que soy tu sonrisa pero se esfuma con el paso de las horas.

Días como hoy en que soy de todos, un poco de agua, un tanto de brisa, una pizca de cielo y un mucho de ti.

martes, 15 de marzo de 2011

Relato de una partida


Unos labios con restos de ti, un ave que emprende el vuelo y un cuerpo enfermo que desde entonces no hace más que necesitarte. Un timeline vacío, directos sin tus iniciales, un ordenador sin alma que se estruja queriendo escuchar el sonido de tu llegada.

Acabo mi sopa que fue consumida como en día de resfriado cuando a nada sabe, ahí en la mesa mis codos sostienen toda mi impertinencia, mis manos cubren mi rostro y tallan los ojos como queriendo reconocer la realidad, pero se rehúsan a mirarla, en cambio se aferran a dibujarte como entre sombras pero a dibujarte a pensarte como en un cuadro de puntillismo; a colores sí, pero borroso.

Voy a la habitación la que solía ser tuya y mía, miro nuestra cama solitaria, apenas removida por unas cuantas pesadillas, tomó las llaves que aguardan junto a tu fotografía, salgo de casa y parto a la estación, me subo al tren sin mirar atrás y evitando tú recuerdo y justo cuando estoy lista para olvidarme de ti, el sonido del tren que arranca me remonta a la primera vez que te conocí…

viernes, 4 de marzo de 2011

Absolution


Tes bras comme lierres
Ton coeur de pierre
Et tes cheveux
qui descend pour ton visage
comme un cafard
qui cherche  une sortie
mais ne peut pas la trouver
mais ne peut pas lire
le langage de ton corp
qui demande à  cris
l´ absolution.