Mi gato Tyke -Jack Kerouac

He aquí a mi dulce gato y hermano Tyke, un medio persa, medio callejero de Florida, meditando tranquilo sobre sus patas delanteras, el cuerpo encorvado como gato-Buda, los ojos casi siempre cerrados, no dispuesto a ser molestado por nada, por mi grito de despedida o por el ruido del los aviones, solamente sentado en el sol color paja de noviembre con la sabiduría del Egipto Sagrado en todos sus flexibles músculos

–“¿Y acaso Tyke viaja en aviones a la costa?”, me pregunto.

“¿Firma contratos, paga impuestos, abre sobres o se acongoja ante el horror general? No.Contempla el horizonte donde el espacio desaparece en el vacío dentro de él mismo y dentro de todas las cosas –es miércoles y su novia gata en el otro extremo del barrio piensa y sabe que él vendrá esta noche– y él sabe que se comerá a su ratón y que éste se lo comerá a él –se encuentra irremediablemente desalentado en la eternidad, atrapado en su arrogancia, pero no le importa nada, ¡ja, ja!

Y mañana al amanecer, después de haberme llevado tontamente a mí mismo 3 mil millas a la nada, él apurará su regreso a casa con la cola mirando hacia abajo y:

Habiéndose desayunado

se enroscará

En el sofá del atardecer

Y eso es tan seguro como el reflejo de tu nariz en el espejo del mediodía, muchacho.”

Los aplausos queman lejanos como alas moribundas, alas desprendidas de viaje interminable; alas consumidas entre la oscuridad que en fracciones de ser se posan sobre mi cama; cama tibia que resulta ambigua a la temperatura en mi cuerpo. Centelleos de ti y de tus dedos rozando mi piel por la mañana, de mi espalda descubierta que te susurraba, de mis rodillas temblorosas por la madrugada.

Oquedad en mí mientras camino bajo el sol buscando tus ciudades de la noche roja; ciudades de la noche roja inefables; como tu sonrisa, inefable; como tu voz , inefable.

Como mi esperanza absurda pero a la vez; inefable.

En respuesta

Sintetiza la paranoia, enróllala por todo tu cuerpo y cuando descubras como des momificarte avísame seguro estaré ahí para ayudarte con los excesos de locura que queden pegados a tu piel.

Eco

Te llamo; me acerco al eco y la máscara que llevo encima comienza a deshacerse a decir verdad se infiltra entre mi ser; recomposición del pasado - aquel misterioso hilo entre éste y el futuro, combinación forjadora de presente; tiempo sobre el cual se condesa el espacio.

Que me arranquen los labios, la lengua y finalmente acallen los pensamientos que cual demonios hacen complot en mi ser.

360°

Dibuja una curva y dale continuidad, te prometo que cerraré los ojos y me olvidaré de la monotonía, ya no sabré más de días, me limitaré a seguir el curso y a recorrer cada uno de los trescientos sesenta grados que un día me llevaron y hoy me apartan.

De ciclos somos, y en ciclos vamos y nos golpetea lo empedrado del camino; torre de ilusiones que justo en la cima me deja caer, que me revienta los poros, agudiza mis miedos. Basta de mí hablemos de ti que por alguna razón continuas leyendo, qué sigue ahora, ¿persigues un punto o una coma? Dibuja una curva, prolóngala; cumple los trescientos sesenta grados y si un día, en la vagancia encuentras una tangente, ignórala.

Del judaísmo al ¿importa? ¡Salúd!

Lo mejor de las cantinas, es como el todo se convierte en un solo, un solo que baila y que se acaricia, que se canta; y que te enamora con cada nota que llega a tu oído, que te eriza la piel y te recuerda de amores que se han ido.

Los elementos son infinitos; él y ella se miran y se penetran, se hacen etéreos ante sus propios pensamientos, se buscan entre la brisa del vicio.

Fusión de presente y pasado, exégesis y salvación de tu ser
Oscilaciones de deseo y aventura, desintegración de sensaciones
Partículas de locura.

Ansiedad.
Cíclica melancolía
Estúpida y fúnebre lejanía…

Me siento, sumerjo mis dedos y hurgo en trozos de energía, mis manos se cubren de brillo y mi boca adquiere sabor a realidad.
Realidad de no tenerte, de no necesitarte
Evocación de tus labios, rechazo de mi sinrazón.

Ardiente noche, intercambio de personajes
Él, por él
Ella, por un segundo de placer.

Existencia , inexistencia…

Ya no decir más, que entre la embriaguez y el espacio en blanco, me queda una noche de jazz. Noche de jazz que me aguarda en la terraza de tus ojos y de tu voz que me narra historias; lo siento ya no me queda tiempo estoy a punto de partir, cinco para las diez; afuera me consume la adversidad.

-

Escucho Stardust, a la orilla de mi cama mientras espero con ansias que se pose la luna llena. Esta noche quiero pedirte que no dejes de mirarla, que la retengas por horas hasta que me gane el sueño. Arrúllame con tus historias, cuéntame de Kafka y de Chejov o si es posible de Vian y su Lobo-hombre, pero por ningún motivo silencies a Lester Young.

La música que escucho justo ahora, iría mucho mejor contigo, pero la calefacción en el cuarto me adormece y no me deja distinguir entre tus gustos y los míos. Aquella tarde te dije que escucharás una banda que había encontrado en la red, pero como muchas otras veces dijiste No.
Si contabilizará todos los Nos que me has dado desde que te conozco, seguro me alcanzaría para repartirle si quiera uNO a cada chino.

Otro rato más-No. Y si mañana hacemos-No. Me compras un- No. Me regalas para navidad un –No. Me ayudas con-No. Quieres probar esto esta riquísimo-No. Te ayudo con la tarea-No. Comemos ahí-No. Te gusta –No. Me veo linda así-No. Quieres probarlo-No. Vemos esa película-No.

No tengo dinero, no tengo tiempo, no tengo ganas, no tengo hambre, no tengo gasolina, no sirve, no puedo. No, mañana tengo clases. No, está lloviendo. No, hace mucho calor. No hace, mucho frio. No, está muy lejos. No, mejor el otro fin. No, está toda tu familia. No, por qué siempre quieres abrazos. No, estoy enfermo. No, tengo que ir a misa. No, debo llegar a casa temprano. No, está muy feo. No, qué asco.

Dos años antes. ¿Me amas? Si
Dos años después ¿Me amas? No, lo sé
Dos meses antes ¿me quieres? Si
Dos meses después ¿me quieres? De vez en cuando; por las noches , pienso en ti.