Hoy me pregunte por qué si me cambiara el nombre no funcionaría con mi persona; y es que cómo te desprendes de tu historia con un simple recorrido por el registro civil. Mañana me despertaré temprano, entraré a la ducha, me lavaré los dientes y después iré al salón de belleza. Le pediré a Maggie que desaparezca el exceso de cabello y que lo tiña de morado; al salir me dirigiré a cambiar de identidad. Probablemente le diga a la chica que quiero un nombre ruso y entonces ella sacará su lista de nombres rusos y me dejará revisarla a detalle: Larisa como decía papá o Tamara, Valeriya, Polina, Yelena. Qué sé yo seguro después le pediré que me sugiera algunos nombres en italiano y comenzará a decirme una larga lista: Carmella, Carmina, Carmine, Abri, Abriana, Abrianna, Abrielle, Abrienne, Elenna, Elenora, Eleonora, Elettra, Eleyna, Elia, Eliana, Elisa, Elisabetta, Niccolosa, Nicia, Nicola, Nicoletta; pero entonces yo le diré -¡Basta! Me ha usted mareado, mejor deme unos cuantos minutos. Me iré al rincón y en silencio comenzaré a recordar uno que otra locura; Selva, Estepa, América, África….-No, no, no; pero qué estoy diciendo.
Después de un rato de confusión y más confusión regresaré al escritorio de la señorita cambiadora de nombres y le pediré su lista de nombres árabes, chinos, yugoslavos, africanos, y así hasta haber revisado uno a uno los nombres de todas las nacionalidades. La señorita después de haber pasado todo el día viéndome desvariar se acercará a mí y susurrando dirá –Lo siento, tiene que irse ya vamos a cerrar; -No, no deme unos cuantos segundos más, responderé. Y ella dirá –En serio lo siento pero tiene que marcharse; hoy era el último día para cambiar de identidad.