El pasajero tiene un asqueroso dolor de cabeza, se acerca al consultorio del doctor Jam y le pide una aspirina, en su lugar Doctor Jam le ofrece al pasajero un taladro; el pasajero lo toma con desconfianza y se dirige a su habitación; pero antes de llegar desvía su camino y avanza hacía la proa. Una vez allí, coloca el taladro en el piso, respira profundo y piensa en la forma adecuada de utilizarlo, después de unos segundos regresa a su habitación; ahora no sólo es el dolor de cabeza, vienen los mareos y las alucinaciones; casi tiene la cura. Desesperadamente busca un contacto y enchufa el taladro, comienza por hacer agujeros en las paredes, uno tras otro, uno tras otro; pero el dolor no cesa y así continúa toda la noche. Entonces actúa sobre el techo, pero los malestares no desaparecen. El pasajero enloquecido grita y maldice.
Con ambas manos toma el taladro y lo coloca en su cabeza, lo enciende, taladra profundo; casi llega a la superficie sigue taladrando. Finalmente, el dolor ha cesado.
Ya por el cuarto agujerado entran los primeros rayos de sol.
1 comentario:
precioso anochecer.
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