domingo, 7 de diciembre de 2008

Sobre pertenecer

Su corazón rodaba por las escaleras y la piel de sus manos se desprendía ante los ojos de los extraños, el uno, dos y tres no tenían sentido cuando salían llamas de su boca, el hálito era tibio; decía buscar una aventura, cuando en realidad buscaba una razón sólida para integrarlo a su vida.

°Sobre pertenecer y no poder con la espera

El tiempo ha pasado como ráfaga, casi puedo sentir sus labios y su nariz helando fragmentos de mi ser, no puedo esperar y es que justo al final del lapso irracional que formé en mi mente, explota la paranoia, zumban mis oídos, todo vuelve a su causa. Estoy ahí, consciente de lo estático de mi cuerpo ante la figura de un personaje de mirada pérdida.


Me voy, cada vez es más real. Ahí vienen sus sueños y atacan cual zancudos en la Fiesta de los bosques, el humo los espanta, pero las manchas rojas no se van, las ronchas se extienden por mi cuerpo, me fragmentan. No pertenezco más a este mundo, he pasado a formar parte de un espacio blanco, donde la noche no tiene permiso para salir a jugar, he pasado a formar parte de un espacio blanco, donde los campos de girasoles se han quemado.

El olor a marihuana que bloquea los canales se ha esparcido por toda la ciudad, es como una neblina que desinhibe sus movimientos ; caminan cual vagabundos entre los arbustos del parque y se detienen unos cuantos minutos para acariciar lo suave de las formas. La nueva sensación los convierte en pasajeros con destino a la locura.

Todo comienza a tener sentido, las reglas se quiebran, la conciencia se extingue; su corazón sigue rodando, no hay más escaleras, la tierra las cubre y entre ésta se desvanecen. Sin embargo rueda, sigue rodando y en el trayecto va cesando su latir. Alrededor todos miran el espectáculo; de escenografía el ocaso y de ambientación el soplido del viento y el tronar de las hojas en otoño...
continuará.