viernes, 17 de febrero de 2012

Mitos sobre las sombras

"Dicen por ahí que las sombras cuando mueren adoptan una consistencia tangible que las materializa en hueso y piel".

La sombra ejecuta la orden, se pasea por las calles de la ciudad como lo que es (una sombra). De pronto se topa a otra sombra que lo saluda cordialmente y esta nueva sombra lo invita a un callejón oscuro en el que podrán practicar los movimientos más codiciados en el mundo de las sombras. Apenas un faro ilumina el callejón y se abre el escenario para las múltiples figuras que desarrollan las sombras. De pronto son camellos y de pronto conejos, en otra instante son demonios y al siguiente búhos y venados; así pasan la noche las dos sombras jugando a perderse en un bosque improvisado en el que las ratas que recorren el callejón le dan un toque de realismo a la velada. Los contenedores de basura son montañas y los postes grandes árboles.

Sin percatarse del tiempo que han pasado divertidas, la luz del día las alcanza. En cuanto este primer rayo de sol las toca, las sombras van perdiendo su forma y comienzan a incorporarse al ambiente, en unos pocos segundos ya son etéreas. Y en la trasformación una de ellas le grita a la otra “mismo callejón, misma hora”…
Son ya cuarto para las nueve y una de las sombras se alista para el rencuentro, se cuelga sus mejores trapos y se maquilla como para una función espectacular, los labios rojos, cabello suelto. Sin dudarlo, la sombra luce encantadora. 

Sale de casa con dirección al callejón, pero entre tanta lluvia el tránsito de la ciudad incrementa, esquiva paraguas y multitudes vestidas con gabardinas negras, se cuela entre ellas y hace hasta lo imposible por llegar puntual a la cita. Pero oh sorpresa cuando está a unos pasos del callejón se topa con que la avenida que lo conduce al mismo, está en obra. Hay un lodazal del infierno y se toma su tiempo pensando si debe o no ensuciar sus zapatitos de charol -después de todo la noche cubre la mugre; pero es tan distraída la sombra que  cuando alza  la cabeza para pensar que hacer, se percata que hay una luna llena encantadora y rojiza, así se le van los minutos contemplándola.

Mientras tanto al otra lado de la avenida justo en el callejón, la otra sombra escucha unos pasos ¿eres tú? Pregunta la sombra, pero no recibe respuesta. Siente un poco de miedo pero es más su emoción por jugar con la otra sombra que decide ignorarlo e intranquila espera.

 -Vaya ironía;  entonces una sombra más alta y robusta, que la de la noche anterior, se acerca a ella y le pide todas sus pertenencias, pero la sombra está rota,  lleva meses desempleada.

Molesta, la sombra Robusta lo azota contra la pared y le pide que no le haga perder su tiempo. La otra sombra nerviosa y asustada busca en sus bolsillos y arroja al suelo unos cuantos pesos y el reloj que le ha regalado su padre antes de morir; cuando la Robusta se agacha a recoger las cosas, muy valiente la otra sombra le patea la pistola y la cara, pero aún con miedo en las entrañas hace un grito de auxilio, que sobresalta a la Robusta. Ésta enfurece y antes de partir dispara contra la sombra, la Robusta escucha pasos y sale corriendo. La Robusta al abandonar el callejón choca contra la sombra Despistada que llega tarde a la cita - pero se ignoran. 

Recordando que horas antes, la lluvia había sido un infierno y entre los truenos se había averiado el alumbrado, la sombra despistada no lograba distinguir nada en el callejón. Pensó que quizá la otra sombra se había cansado de esperar y había partido, pensó también que con tanto desorden en la ciudad,  al igual que ella, se le pudo haber hecho tarde, - pensó mil cosas. Y como eran tantas sus ganas por verla. Decidió esperar; se pasó horas y horas caminando de un lado a otro del callejón, buscó la luna pero ya no estaba. Se le fue el tiempo buscando estrellas, imaginando como sería la otra sombra en carne y hueso. 

Así tocó al pavimento el primer claro de luz y se fue expandiendo por todo el suelo. Pero la sombra Distraída se negaba a desaparecer, entonces se fue apartando hacia los sitios aún no tocados por el sol, caminó de espaldas y se tropezó, cuando echó la mirada abajo vio un cuerpo muy bien vestido con una balazo en la sien. La sombra sorprendida dio un pasó en falso y zammm fue alcanzada por la luz. De nueva cuenta se hizo etérea.



Fin