martes, 1 de septiembre de 2009
Metamorfosis
Lloraba mientras me golpeaba la cara, mientras enloquecía y pataleaba tratando de averiguar el por qué de la tortura. Tecleaba letras sin sentido y construía en mi mente caminos a la razón pero se desbarataban en el intento. Lo único que pedía tal como Hemingway alguna vez; era una frase verdadera.
En su lugar hallaba en mí un tinte de falsedad, una ventisca del norte que me susurraba al oído lo prolongados y desdichados que serían mis días en la tierra.
Entonces; hablar del tiempo era inútil cuando hacía el resumen de mi existencia. Meses atrás leía a Dostoievski; hoy simplemente me dejo enternecer por las historias de Clarice Lispector. Hacía dónde voy, me pregunté; pero omití la respuesta por miedo a ejecutarla.
En su lugar anexé a mis pensamientos un collage de emociones rociado con música espectral, de esa que revienta el alma, resucita a los muertos, vigoriza a los sonámbulos y pone en jaque mate a los vivos.
Y es que entre ese Gerard Grisey y yo existe una pequeña similitud llamada nostalgia aderezada de locura y temor. Un Vortex Temporum que nos coloca en una obligada y dolorosa -----metamorfosis------.
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