miércoles, 25 de agosto de 2010

Relato de lo abominable

Queda en ello
el odio de una noche lluviosa;
fría bajo tu árbol que tanto extraño.
Quedan incesantes recuerdos del dolor en el pecho
ante tu voz ;
inefable muestra de tu ser helado.

Supuse la humanidad en tu boca
ignorando la monstruosidad de tus actos.
Ansié tus vicios atados a los míos,
ignoré la rudeza de tu encanto

Apacigüé mis ganas , contuve el llanto
acoracé mi ser después del cielo destrozado
                         y
bebí ; de nuestra sangre bebí
consumí la raíz para disolver el lazo…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se hace un disgusto cuando esperas lo inesperado, en donde los inesperado era confiar que cada palabra, cada movimiento y la admosfera presente sería la esperada, pero a falta de alguno de esos elementos, el animo, decrece,,, pero bueno no siempre termina como los cuentos, y a veces es buena escuela...

Malena Gtz Franco dijo...

Lazos de hierro, sin fuego para fundirlos o para quemar almas. Lazos que unen a lo atroz de la nada que envuelve en el abismo congelado. Un oscuro camino que lleva hacia el desvanecimiento, unas cuantas gotas de sangre para rememorar espíritus antiguos, cansados y desgastados... Una hoja de espada para degollar a los malos augurios, por que de relatos de lo abominable sólo quedan las malas memorias.