miércoles, 1 de junio de 2011

De aromas y salvaciones


Una ventana cerrada,
la luz colándose por la cortina;
el bullicio de la gran ciudad,
la soledad que me abraza.

El olor a café recién molido…

Luego la seda que cubre mi cuerpo,
entonces tu mano que me desviste,
que me acaricia,
que me desangra.

El olor a tierra mojada…

Luego tu cuerpo que me consume
la ducha que nos fusiona
la rabia que nos embriaga

El olor a noche estrellada…

Los cuerpos recostados sobre la cama
Tiñendo de miedo la almohada;
punzada;  punzada en mi pecho
punzada en mi espalda,
la asfixia de pronto,
nublando mi alma.

El olor; un olor a tormenta,
a espuma de mar,
a sus sueños que me salvan.



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