martes, 29 de marzo de 2011

La búsqueda del ombligo

Quise nacer prostituta pero no pude, en su lugar nací hacedora de textos, poeta o soñadora, lo que prefieran. Sin embargo cada que ellos me acarician me sé diferente, me siento especial porque soy objeto de su deseo, después me siento miserable por la misma repugnante razón.

Pero si volviera a nacer, si me dieran a escoger, elegiría ser prostituta. Así sin más, sin culpas, sin autoflagelaciones, sin esos sentimientos que son como telarañas, sin esa vacuidad después del acto sexual, sin sus miradas que me compadecen, sin sus palabras lastimeras.

Quise nacer psiquiatra, arqueóloga, astrónoma, bióloga, cineasta, filósofa, actriz, cantante, vagabunda, sacerdote; quise nacer hombre, luego mujer, me vi mujer, me viví mujer y entonces lo supe; desde un principio mi nombre debió ser Santa, debí llevar todo este tiempo mi cabello largo y perfumado, mis uñas largas, mis tacones altos, mi piel de porcelana y mi tacto de algodón.

Pero ya será, en mi próxima vida será.