Una ventana cerrada,
la luz colándose por la cortina;
el bullicio de la gran ciudad,
la soledad que me abraza.
El olor a café recién molido…
Luego la seda que cubre mi cuerpo,
entonces tu mano que me desviste,
que me acaricia,
que me desangra.
El olor a tierra mojada…
Luego tu cuerpo que me consume
la ducha que nos fusiona
la rabia que nos embriaga
El olor a noche estrellada…
Los cuerpos recostados sobre la cama
Tiñendo de miedo la almohada;
punzada; punzada en mi pecho
punzada en mi espalda,
la asfixia de pronto,
nublando mi alma.
El olor; un olor a tormenta,
a espuma de mar,
a sus sueños que me salvan.
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